Wednesday, October 24, 2007

"Juana la Loca"

(Emulando a Federico García Lorca.)


Estoy loca
porque nadie podrá darme
distancias, ni límites
ni futuros
eso sólo yo puedo dármelos.
Quiero que todas se enteren
que estoy loca
por no encontrar lo que yo buscaba.
Lo busqué debajo de las piedras
debajo de las raíces
de la médula del aire
y lo que encontré
fue la verdad de las cosas equivocadas.
Por eso estoy loca
por no poder irme con el primer paisaje
y volar mezclada con el amor
el vuelo de siempre
sobre mi lecho vacío.

Por querer mi libertad
mi amor humano,
porque la aurora llegó
y no la recibí en mi boca.
Porque aquí en mi locura
no hay mañanas
ni esperanzas posibles
sólo ese rumor de suicidio
que me anima cada madrugada.

Porque tengo océanos de ternura
para aquellos a quien amo
y letanías de "perdón para aquellos
que arrugaron mi corazón de niña
y me negaron una vida más digna.
Si, estoy loca
porque amo a Beethoven
a Herman Hesse
a Tchaikhosky
a Jacobo Cárcamo
a Roque Dalton
y a Morazán.
Porque amo a la luna
al sol, a las estrellas
a la música
y a las montañas.
Porque amo a los gatos
a los niños a Walda
y a Pink Floyd.
Estoy loca
porque me alimento de muerte
y miseria en el guaro.
Porque amo a Dios
y admiro a Marx
porque amo la paz
de los cementerios.

Mi locura señores
es encontrarme pequeñas criaturas
enterradas bajo pedazos de cartón
como decía mi amigo ramón
el del estanco de la esquina
estos niños cuando se levantan
parecen golondrinas con muletas.
Esa es mi locura
contrariar a chicos plásticos
que leen Vanidades, Cosmopólitan
y "Nuestra Tegucigalpa"
Mi locura está
en el humo asfixiante
que me da la zona peatonal
y el dolor cansado e infinito
que me dio la calle real.
Estoy loca porque salpicaron de lodo
mis pupilas límpidas
mientras esta agonía de dolor
siempre quiere acostarse
conmigo.

Si, estoy loca de dolor
de amor
de rabia por mi impotencia
por mi resistencia de cucaracha
por los gemidos que golpean
las ventanas de mi alma.

Estoy loca por hacer rabiar
a las señoronas ignorantes
cada vez que sus maridos cornudos
fijan sus ojos
en mis tetas caídas sin sotén
que se enteren que mi locura
sienta sus bases
en decir casi siempre lo que pienso
y si a veces callo
es por no herir suceptiblidades
o por consideración
¡ Qué esfuerzo Dios mío!

Estoy loca
por desenmascarar a la gente
su indecencia
por corruptos
ladrones
asesinos
explotadores
y vende-patrias
y sobre todo
porque odio los prejuicios
de aquellas y aquellos
que sólo saben señalar
más no ven el tumor
que tienen en su vagina
y prepucio
y por todas esas cosas
que callo y sé
es por ello que estoy loca.

Sunday, October 21, 2007

CIELO VIVO





Yo no podré quejarme

si no encontré lo que buscaba.
Cerca de las piedras sin jugo
y los insectos vacíos
no veré el duelo del sol
con las criaturas en carne viva.

Pero me iré al primer paisaje
de choques, líquidos y rumores
que trasmina a niño recién nacido
y donde toda superficie es evitada,
para entender que lo que busco
tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado
con el amor y las arenas.

Allí no llega la escarcha de los ojos apagados
ni el mugido del árbol asesinado por la oruga.
Allí todas las formas guardan entrelazadas
una sola expresión frenética de avance.

No puedes avanzar por los enjambres de corolas
porque el aire disuelve tus dientes de azúcar,
ni puedes acariciar la fugaz hoja del helecho
sin sentir el asombro definitivo del marfil.

Allí bajo las raíces y en la médula del aire,
se comprende la verdad de las cosas equivocadas.
El nadador de níquel que acecha la onda más fina
y el rebaño de vacas nocturnas
con rojas patitas de mujer.

Yo no podré quejarme
si no encontré lo que buscaba;
pero me iré al primer paisaje
de humedades y latidos
para entender que lo que busco
tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado
con el amor y las arenas.

Vuelo fresco de siempre sobre lechos vacíos,
sobre grupos de brisas y barcos encallados.
Tropiezo vacilante por la dura eternidad fija
y amor al fin sin alba. Amor. ¡Amor visible!

Edem Mills, Vermont. 24 de agosto de 1929.

Un...

Monday, October 08, 2007

El pico señorita el pico.

Oh Babilónica, tú que te sabes cosmonauta allá en el universo donde rojos todos somos aunque fuere un poco. Sí, te haz de reír con ganas, manos en barriga con semblante dichoso, burlándote conmigo del tiempo, de cómo se escapa a la mierda lejos, debieses al menos, oh sirviente de santos y demonios, reconocerle victoria ambigua a nuestros destinos no queridos. Amiga licenciosa, amiga en leva, parte mía empeñada en encalabrinarse, pedacito de mi alma, rebelde suspicaz, tozuda masoquista de las noches, de mis sueños de bailanta, te cuento despacito una historia ruin que te granjease puesto en la carrera del lamento, en nuestro escándalo incendiario. Dime si no es cierto, dime si no es cierto que en caballos de metal, montan apenas jinetes mal nacidos y en ellos vamos centelleando el equilibrio, empeñando el alma. Si dejásemos fe guardada, para los últimos segundos, para conmiseraciones ad portas de una muerte cegadora, nos abrazaríamos ese día en nudo apretado, compilando los pasares que distanciados tomamos. Me regalarías un beso tosco y con vergüenza volverías tu rostro al suelo, a la derecha, desnucándote de a poco, sin la risa leve con que nos dejamos esa noche.


Cartas a Rafaela Muerta
De Marco Gallo
Carta 4
(Discursos sin sentido alguno)


Monday, October 01, 2007

Si


Una vez que me asediaste

Dos juramentos me hiciste
Tres lagrimones vertiste
Cuatro gemidos sacaste
Cinco minutos dudaste
Seis más porque no te vi
Siete pedazos de mí
Ocho razones me aquejan
Nueve mentiras me alejan
Diez que en tu boca sentí
Once cadenas me amarran
Doce quieren desprenderme
Trece podrán detenerme
Catorce que me desgarran
Quince perversos embarran
Mis dieciséis esperanzas
Las diecisiete mudanzas
Dieciocho penas me dan
Diecinueve me guardarán
Veinte mas que ya me alcanzan
Veintiún son los dolores que
Veintidós pensamientos
Me dan veintitrés tormentos por
Veinticuatro temores
Veinticinco picaflores me dicen
Veintiséis veces que
Veintisiete me ofrecen
Veintiocho de sus estambres son
Veintinueve calambres los
Treinta que me adolecen
Treinta y un días te amé
Treinta y dos horas soñaba
Treinta y tres minutos daban o
Treinta y cuatro tal vez
Treinta y cinco yo escuché
Treinta y seis junto a tu pecho
Treinta y siete fue a mi lecho
Treinta y ocho de pasión
Treinta y nueve el corazón
Cuarenta marcó el pecho
Cuarenta y una distancias
Cuarenta y dos vide en ti
Cuarenta y tres recorrí
Cuarenta y cuatro con ansia
Cuarenta y cinco fragancias
Cuarenta y seis aspiré
Cuarenta y siete después
Cuarenta y ocho suspiro
Cuarenta y nueve delirio
Cincuenta de tu interés
Cincuenta y una penuria y
Cincuenta y dos bramidos
Cincuenta y tres alaridos y
Cincuenta y cuatro furias
Cincuenta y cinco son las tuyas
Cincuenta y seis engañifa
Cincuenta y siete la rifa
Cincuenta y ocho me dió
Cincuenta y nueve el adiós
Sesenta de tu avaricia
Sesenta y un besos creo
Sesenta y dos que me diste
Sesenta y tres que volviste
Sesenta y cuatro cual reo
Sesenta y cinco deseos
Sesenta y seis demostraste
Sesenta y siete alcanzaste
Sesenta y ocho es tu afán
Sesenta y nueve al final
Setenta me traicionaste
Setenta y una revueltas
Setenta y dos como gallo
Setenta y tres a tus rayos
Setenta y cuatro a mi puerta
Setenta y cinco respuestas
Setenta y seis completé
Entonces consideré setenta y siete piedades
Setenta y ocho miradas
Ochenta veces después
Ochenta y un sentimientos me dan
Ochenta y dos hieles
Ochenta y tres los infieles
Ochenta y cuatro del cuento
Ochenta y cinco no encuentro
Me agitan ochenta y seis
Ochenta y siete la luz me da
Ochenta y ocho multas por
Ochenta y nueve culpas
Noventa que yo pagué
Noventa y una sorpresas
Noventa y dos veces tuve
Noventa y tres que yo anduve
Noventa y cuatro asperezas
Noventa y cinco rarezas tu amor dio
Noventa y seis
Noventa y siete de rey
Noventa y ocho ironías
Noventa y nueve agonías
Cien años recibiré.



Con el orgullo mutilado,
recolecté de a poco los resto de amor y odio
que esparcimos al amanecer.
Te vi, tan dorado como siempre,
tan quietamente tendido,
tan incrustado a la luz del medio día
que ya invadía la habitación.
Me vi,
y te envidié,
te odié,
no podía sentir nada mas,
no me cabía mas despecho,
de tanto amor estrujado
y tan bien rechazado.
Me mordí la boca,
apreté los párpados,
me anudé los dedos
y salí,
en silencio,
con las lágrimas escondidas,
escurriendo bajo la piel.
No pude resistirlo,
volví,
mas que nada,
quería decir adiós.
Me moví en silencio hasta tu lado,
suavemente,
me acerqué,
sintiendo tu aroma cada vez mas cerca,
recordando caricias,
confesiones,
miradas,
sintiendo como agonizaba
la última fracción de dignidad que atesoraba.
Queriendo sentir tu barba en mis labios,
muriendo por acariciarte,
te besé en la mejilla,
¿A dónde vas?
preguntaste,
mientras me rodeabas con tus dolidos brazos.
Me voy,
dije,
justo antes de que se me quebrara la voz,
me zafé de ti,
me dí la vuelta,
se me cristalizaron los ojos,
se ahogaron.
Abrí nuevamente la misma puerta,
deseando como niña soñadora
que el próximo paso me llevara al otro lado del universo.
Te oí respirar fuerte,
yo contenía la respiración,
exhalaste un "gracias",
¿gracias?
¿gracias?
pensé
y toda mi pena retumbaba,
lenta,
aguda y creciente,
por todas partes,
mas fuerte,
Huí,
como de costumbre,
congelada,
caminé,
pensé,
reaccioné,
y encontré un solitario banco desocupado
en medio de la ciudad,
ahí,
rodeada,
lloré,
sola y rodeada,
lloré.